Observar la actitud y el comportamiento de un perro es fundamental antes de acariciarlo, ya que proporciona pistas claras sobre su disposición para recibir caricias.
Al observar su lenguaje corporal, como una postura relajada, cola moviéndose y mirada amigable, se puede evaluar si el perro está dispuesto a recibir caricias.
Del mismo modo, se deben buscar signos de incomodidad, como gruñidos, pelo erizado o evitar el contacto visual, que indican que el perro no desea ser tocado.
Durante la interacción, es importante prestar atención a las reacciones del perro, como inclinarse hacia la mano y un lenguaje corporal relajado, para comprender si está disfrutando de las caricias.
Respetar los límites y preferencias del perro, evitando áreas sensibles si muestran incomodidad, es esencial para asegurar una interacción positiva y respetuosa.